Para salir del silencio. Para volver al monólogo interno.
Hubo un tiempo en el que creí que lo que realmente temía era que algo me separara de la niña. Pero no es eso. Lo que temo es que el mundo y la niña no formen parte el uno del otro, es decir, que la niña muera. O el mundo. Con tal de evitar que esto ocurra, haría cualquier cosa.
Mi explicación es absolutamente deficiente. Pero no logro acercarme más.
El temor que se siente por uno mismo, con él puede hacerse algo, contra él puede dirigirse la lucidez. Pero cuando se deja de temer por uno mismo, entonces llega el temor por los demás, y más tarde, por el mundo.
No existen seres humanos libres de temor, tan solo momentos exentos de temor.
El corazon es un cazador solitario 